El Neopurismo de Gianfranco Spada

Durante las celebraciones de la Bienal de Valencia de 2015, Gianfranco Spada lanza el Manifiesto Neopurista, un manifiesto programático inspirado en el Purismo de Ozenfant y Le Corbusier que en 2018 cumple 100 años de historia. Conversamos con el artista sobre la génesis del manifiesto.

Entrevista de Sara Echevarria

Après le cubisme, Amédée Ozenfant y Charles-Edouard Jeanneret (Le Corbusier). Éditions des Commentaires, Paris, 1918.

¿Cómo nace el manifiesto neopurista?
Hace unos quince años empecé a realizar una serie de cuadros con la idea de ampliar el campo de experimentación plástica de mi trabajo como arquitecto y desarrollar principios que me sirvieran en mis proyectos arquitectónicos.
A raíz de una exposición de mi trabajo en 2011, un crítico de arte ha definido mi obra pictórica como neopurista por alusión a las teorías puristas de Ozenfant y Le Corbusier. Yo conocía desde hacía tiempo la obra de estos dos artistas y el movimiento purista y había leído sobre éste, pero nunca lo había relacionado con lo que yo estaba haciendo. Releyendo ahora el texto “Après le cubism” de 1918, que constituye el acta fundacional del movimiento purista, me he dado cuenta de las muchas cosas que ese movimiento tiene en común con lo que yo estoy haciendo cien años después, pero también hasta qué punto mi obra constituye un ulterior desarrollo. Y por eso entiendo que me definan “neopurista”. Reflexionando sobre los que podían ser los principios del neopurismo, se me ha ocurrido redactar un manifiesto.

Diagrama “Génesis del Neopurismo” del Catalogo de la exposición “Universo Neopurista”, Museo del Mar de Santa Pola, Alicante, 2018.

Pero entonces el neopurismo ¿bebe solamente en las fuentes del purismo?
No, aunque sí principalmente, siendo como es una especie de continuación del purismo original; a eso quisiera que se refiriera el prefijo “neo”. Tampoco ignora otros movimientos como el “hard edge” californiano, el “precisionismo” de Sheeler o el “concretismo” del grupo parisino Abstraction-Création, movimientos que también han bebido en mayor o menor medido en el purismo.

Los puristas, como otras vanguardias, tenían interés por las máquinas, pero veo que el neopurismo parece rechazarlas. ¿Por qué?
Es verdad. Aunque no las representaran en sus cuadros, Ozenfant y Le Corbusier sí sentían gran admiración por las máquinas, que eran algo nuevo y simbolizaban la modernidad. El neopurismo, en cambio, en una época en la que todo resulta posible gracias a las máquinas, que se han convertido en una especie de apéndice o prótesis del cuerpo humano, apuesta por la recuperación de una manualidad que se aleje de la visión maquinista del mundo y del arte.

Manifiesto Neopurista, Valencia, España, 2015. Gianfranco Spada

¿Afirmas que el arte puro nace de una necesidad de ordenación?
En cierto modo, el purismo es una reacción “de orden” al gran caos provocado por la primera guerra mundial. El neopurismo es en parte también una reacción “de orden” al caos que vive el mundo en general y el del arte en particular desde hace unas décadas. A este caos el neopurismo opone una voluntad de orden formal, porque dispone, sobre la superficie del lienzo, una serie de elementos claramente organizados: geometrías claras, líneas netas, colores planos; pero también, digamos, de orden espiritual, porque añade a un mundo caótico objetos que trasmiten una sensación de orden y racionalidad.

Los neopuristas rechazan el arte utilitario, ¿a qué se refiere?
Los neopuristas creemos en un arte sin adjetivos, que no persiga una utilidad, sea social, política, publicitaria, comercial, funcional, de promoción personal, etc. El arte es un fin en sí mismo y no un vehículo de propaganda o de seducción personal. Por ejemplo, hemos visto que a un cocinero de renombre lo invitaron en 2007 a exponer sus elaboraciones gastronómicas en Documenta, una de las ferias de arte más importantes del mundo: aquí, un objeto funcional, un plato de comida, ha sido elevado al rango de obra de arte. Hemos llegado a una situación tan absurda que cualquier cosa puede considerarse arte y más de uno se escandaliza si no se considera arte lo que fabrica o hace con pretensión de originalidad (un cocinero, un peluquero…). Esta confusión general hace que llegue a creerse que cualquier cosa rara u original es un algo artístico y que, por lo tanto, quien es capaz de producir algo raro u original es un artista. Además, el arte puro rechaza todo lo que puede expresarse mejor de otra manera, no hace falta cargar el arte con cosas que no le pertenecen. Si ustedes quieren comunicar algo, escriban un artículo; si quieren cambiar la sociedad, háganse políticos o revolucionarios. Esto es lo que rechaza el neopurismo.

¿A qué te refieres cuando hablas de arte como un medio de seducción personal?
Me refiero al uso del arte como una forma para darse a conocer y expresar la individualidad a toda costa. El arte es así un simple vehículo promocional, un medio que se pone al servicio de una causa espuria. Por ejemplo, esos grafiteros que repiten obsesivamente un motivo gráfico, un lema, un nombre en todos los sitios en una especie de autoafirmación y autocomplacencia onanística. Estos presuntos artistas usan el arte para demostrarnos lo estupendos, sensacionales, geniales, ocurrentes, etc. que son como individuos.
Parece no estar de acuerdo con el uso lato de la palabra artista que se hace hoy día.
El gran Ramón Gaya siempre ha distinguido entre artistas y creadores. En la actualidad estamos rodeados de artistas, pero creo no hay tantos creadores. Casi me atrevo a decir que estamos en una época en la que todos, seamos cocineros, barberos, diseñadores de ropa o de muebles, etc., somos artistas; cuando en realidad no pasamos de ser buenos artesanos.

Ozenfant y Le Corbusier en su visita a Roma en 1921.

El neopurismo parece rechazar la improvisación. ¿Por qué?
Porque una obra de arte puro debe ser la materialización rigurosa de una concepción rigurosa. Cualquier improvisación es fruto de una individualidad que quiere expresarse, manifestarse, autoproclamarse. Pienso, por ejemplo, en Jackson Pollock, cuyo expresionismo abstracto solo puede entenderse como resultado de una perfomance, un espectáculo, una puesta en escena de la individualidad del artista. El resultado es una mera improvisación azarosa y caótica. Estas obras de arte no son otra cosa que pura ornamentación abstracta, barroquismo, camuflaje decorativo que nada tiene que ver con el arte puro.

¿Por qué el arte puro no puede ser figurativo?
Porque no lo necesita. No necesita contar historias, documentar hechos. Como decían Ozenfant y Le Corbusier: “El arte no es un criado que deba recordar al señor las pequeñas y grandes emociones que ha vivido”.

¿Cómo podemos, pues, reconocer una obra neopurista?
Para empezar, una obra neopurista no tiene por qué ser fruto de la aplicación deliberada de los preceptos neopuristas. El neopurismo no es una escuela al uso; es sobre todo un filtro que nos permite leer una obra de arte. Así, podemos reconocer elementos neopuristas en obras de autores que no han seguido estos preceptos. Mi obra, por ejemplo, responde a estos preceptos en varios aspectos. Por ejemplo, utilizo colores planos que aplico uniformemente, sin mezcla ni transiciones, de manera impersonal.

Exposición “Neopurismos – Gianfranco Spada: obra pictórica 2005-2015”, Sala de exposiciones «Casa del cable», Ayuntamiento de Javea, 2015.

Mis lienzos son cuadrados y no muy grandes (60×60); cuadrados, tanto para evitar la arbitrariedad de formato y de orientación, como para recortar el campo visual de ojo humano, que tiende a ser apaisado, y obligar al espectador a percibir el lienzo como un objeto artístico tridimensional; y no muy grandes porque quiero que el espectador perciba de golpe y unitariamente la totalidad de la obra y no pueda hacer una lectura fragmentada que daría a una interpretación narrativa y a cierta subjetividad perceptiva. Otra característica fundamental del neopurismo es la abstracción geométrica inspirada en la realidad. En mi caso, esta realidad es principalmente arquitectónica; tomo prestadas obras conocidas, la mayoría de arquitectos de renombre, para que el espectador, cuya memoria visual puede reconocerlas fácilmente, se vea inducido, engañosamente, a percibir algo más que las simples manchas abstractas de colores planos y sin textura que he representado en realidad.

Entonces, la abstracción del neopurismo, ¿se inspira siempre en la realidad?
Sí. El arte puro, como el mismo manifiesto dice, parte de la realidad física, ya que de otra manera sería un conjunto ornamental de formas y colores. La obra de Mondrian, por ejemplo, en su búsqueda neoplástica, a pesar de tener muchos elementos por los que podría definirse neopurista, no partía de la realidad; pese a que él decía que se trataba de una indagación de lo absoluto, no deja de ser un juego de formas y colores meramente decorativo, que por cierto ha acabado trivializándose como motivo gráfico.

Catalogo de la exposición “Universo Neopurista”, Museo del Mar de Santa Pola, Alicante, 2018.

Para terminar, me ha parecido curiosa la letra que ha usado en el manifiesto. A mí me recuerda a las vanguardias.
Sí, es lógico, en realidad esa letra, además de que, por sus características geométricas, responde al concepto de neopurismo, es un homenaje a unos lugares de la ciudad de Valencia, ciudad, por cierto, donde el neopurismo ha nacido. Es la misma letra que se usó para los rótulos que señalaban los refugios antiaéreos que se construyeron en la Guerra Civil, y que aún pueden verse, de ahí que le recuerde las vanguardias.
Es, por lo tanto, un homenaje a esos recintos que son una metáfora de la resistencia en un momento, el actual, en el que todo parece valer en el mundo caótico y salvaje del arte.