
27/11 2025 – 31/1 2026
José de la Mano | Madrid | España
La muestra reúne el conjunto de obra conservada del artista catalán Virgilio Vallamajó, nacido en Olot en 1915 y fallecido en Toulouse en 1947, cuya trayectoria artística quedó atravesada por la Guerra Civil, el exilio y su contacto con distintos núcleos de las vanguardias europeas.
Tras instalarse en Barcelona en su juventud, Virgilio se aproxima a los lenguajes procedentes del cubismo, que se materializan en bodegones, vistas urbanas y paisajes construidos mediante una organización geométrica de los volúmenes y una estructura compositiva derivada de modelos como los desarrollados por Juan Gris. Parte de esta producción fue presentada en París dentro de la Exposición de Pintores de la España Libre, situando su trabajo en el marco de los artistas españoles que mantuvieron su actividad durante los años de conflicto.
En su etapa final, desarrollada en Toulouse, se observa una transición hacia una abstracción de base rigurosamente geométrica. En estas obras incorpora círculos concéntricos, arcos, vectores, diagonales, flechas y estructuras ortogonales que remiten a distintos movimientos internacionales: desde el orfismo y el sincromismo hasta el suprematismo o el neoplasticismo. Esta fase se caracteriza por la elaboración de construcciones visuales que combinan tensiones entre la curva y el ángulo recto, superposición de planos y secuencias cromáticas que ordenan la composición.
El uso del color adquiere en este momento un papel estructural. Los límites entre campos cromáticos funcionan como articulaciones internas, y la modulación de las relaciones entre tonos determina la lectura de las formas. El artista emplea procedimientos que oscilan entre la precisión geométrica y la presencia visible del gesto pictórico, generando superficies donde la estructura y la ejecución mantienen un equilibrio deliberado.
La exposición permite recorrer la evolución de Virgilio desde su formación neocubista hasta la consolidación de un lenguaje plenamente abstracto. El conjunto sitúa su obra dentro de los procesos de renovación de la geometría y la abstracción en la España de los años treinta y cuarenta, y ofrece una visión global de la aportación del artista a las corrientes constructivas desarrolladas en ese periodo.