7/5 – 27/6 2021
Curator | María José Gutiérrez Muñoz, Ángel Llorente
Museo Francisco Sobrino | Guadañajara | España
La exposición acoge obra reciente del artista cubano afincado en España.
Waldo Balart nace en Cuba en 1931. Su interés por el arte se despierta en la década de los 50 mientras realiza sus estudios sobre Economía en la Universidad de la Habana. Su vocación, no obstante, no se decanta hasta la década de los 60, cuando, una vez instalado en Nueva York, frecuenta el ambiente artístico y se forma en la Escuela de Arte del MoMA.
Se introduce de lleno en el panorama artístico más moderno de la ciudad, compartiendo una gran amistad con Andy Warhol y su círculo. Su arte, sin embargo, lejos de encaminarse por las sendas del Pop Art tan en boga en ese momento y en sus amistades, se dirige hacia el constructivo concreto, estética que ha presidido su trayectoria hasta hoy en día.
Este artista ha sido protagonista en 48 exposiciones individuales en diversas ciudades de España, Europa y de los EEUU, incluida una en “La Casa de Mondrián”, en Holanda, otra en Mies Van Der Rohe Haus, en Berlín, y más de 150 muestras colectivas en España, Europa y América.
Ha publicado el libro “Ensayos sobre arte”, ha ofrecido charlas sobre el tema del arte en general y de la espiritualidad en el arte en varias ciudades de España, Europa y de los Estados Unidos y ha participado en multitud de mesas redondas y simposios nacionales e internacionales, además de ser un asiduo articulista de publicaciones especializadas en arte en Madrid, el resto de España y Europa y ha obtenido varias becas y premios nacionales e internacionales.
Waldo Balart define su obra como “sistemática y concreta”. Considera que el arte es un compromiso ético con la vida a través de la estética, en la cual la forma y la estructura en la obra de arte ofrecen el rigor y el color, la fantasía. Artista de series desarrolladas a lo largo de más de cinco décadas, su actividad plástica es inconsciente y compulsiva. A posteriori, y tras un tiempo de reflexión sobre la obra ya terminada, es capaz de reconstruir el proceso ideológico que ha seguido su mente. Su idea concreta es una manera de concebir el mundo en el que quiere vivir, por el que ha despojado de su vida y de sus obras todo lo accesorio y banal, para quedarse solamente con lo esencial, adquiriendo un compromiso ético con la vida basado en el rigor. Llama a sus lienzos “Proposiciones” en consonancia a las ideas de Wittgenstein y ha trabajado siempre en series , siempre dentro de la abstracción concreta, alejada de cualquier referencia a nuestro entorno. Para su trabajo ha creado un sistema basado en un “orden axiomático” del 1 al 8, en el que cada número representa a un color del espectro de la luz ( “CEL” ) y que utiliza en la confección de cada serie. Sus investigaciones sobre la luz y el color en la plástica le han proporcionado un espacio propio dentro de la historia del arte concreto. Javier Martín (Extracto texto: Waldo Balart. Estética de la existencia).